Joint Venture en Mercado de Sociedades y Títulos
Una Joint Venture es una empresa conjunta, alianza estratégica, alianza comercial o consorcio, es un tipo de acuerdo comercial de inversión conjunta a largo plazo entre dos o más personas (habitualmente personas jurídicas) quienes se les denomina venturers o socios.
Una joint venture no tiene por qué constituir una compañía o entidad legal separada. También se conoce como «riesgo compartido», debido a que dos o más empresas se unen para formar una nueva en la cual se usa un producto tomando en cuenta las mejores tácticas de mercado. Estas mantienen su autonomía, y estratégicamente se utilizan para crear una nueva marca o una nueva entidad. El objetivo puede ser muy variado, desde la producción de bienes o la prestación de servicios hasta la búsqueda de nuevos mercados o el apoyo mutuo en diferentes eslabones de la cadena de un producto. Se desarrolla durante un tiempo limitado, con la finalidad de obtener beneficios económicos para su desarrollo.
Para la consecución del objetivo común, varias empresas se ponen de acuerdo en hacer aportaciones de diversa índole a ese negocio común. La aportación puede consistir en materia prima, capital, tecnología, conocimiento del mercado, ventas y canales de distribución, personal, financiamiento o productos. En otras palabras, se intercambia: capital, recursos o el simple know-how (es decir, la experiencia). Dicha alianza no implicará la pérdida de la identidad e individualidad.
Los procesos de fusión, de integración o de joint-venture entre empresas son probablemente los más complejos dentro del mundo del Corporate Finance.
Son procesos integrales, que afectan a todas las áreas de una empresa y en los que surgen multitud de inconvenientes. El inicio de un proceso de esta naturaleza debe partir de unas sólidas bases y del convencimiento de la necesidad del mismo para ambas partes, lo cual, obviamente, debe emanar de una reflexión previa, un plan estratégico en el que claramente se contemple esta opción como la más adecuada para las empresas involucradas en las mismas.
Partiendo de ese convencimiento por todas las partes, es necesario un análisis en profundidad de todas las áreas de la empresa (desde el diseño, la ingeniería, la producción, la comercialización, los recursos humanos, las finanzas, las instalaciones, los mercados, etc.) para diseñar una nueva entidad que aproveche lo mejor de todas las partes y trate de corregir o evitar los puntos débiles de cada parte.
En todos los casos posteriormente se debe valorar lo que aporta cada parte y, lo más complicado, que cada parte reconozca y valore lo que aporta la otra, proceso que no deja de ser una ardua y larga negociación.
Con todo ello es establecen las ecuaciones de canje o las participaciones en la nueva empresa y el plan de desarrollo de todas las acciones necesarias para llegar a la foto final deseada.
En definitiva es proceso muy complejo, multidisciplinar, de larga duración en la que la involucración de profesionales resulta fundamental por diferentes razones:
· Los propietarios y gestores de la compañía desatenderían la gestión de su negocio actual por la dedicación que un proceso de este tipo necesita con graves consecuencias para el negocio tanto si se culmina con éxito la operación o no.
· La participación de un tercero proveerá de una cierta objetividad a los planteamientos a la vez que de profesionalidad.
· La experiencia de un equipo profesional, multidisciplinar e implicado con el proyecto ayuda a resolver las dificultades que irán surgiendo en el proceso aportando casos prácticos anteriores, creatividad y soluciones que permitan avanzar.